La mujer y su diseño divino




El propósito de Dios para la mujer

La mujer y su diseño divino


Introducción


En la actualidad, el debate sobre el rol de la mujer en la sociedad y en la iglesia continúa generando diversas opiniones. El movimiento feminista ha influido en muchas mujeres, llevándolas a cuestionar y, a veces, a abandonar los roles tradicionales de esposa y madre. Incluso dentro de la iglesia, esta  influencia ha provocado confusión y debates sobre el papel de la mujer en el ministerio y en el hogar.


Sin embargo, la respuesta a estas preguntas se encuentra en la Escritura, donde podemos descubrir el diseño original de Dios para la mujer.


Igualdad en la Creación, Diferencias en el Propósito


En Génesis 1 y 2, encontramos una rica narrativa que nos habla de cómo la Biblia establece una igualdad fundamental entre ambos géneros, al mismo tiempo que describe roles y responsabilidades distintas. ¡Vamos a sumergirnos en este tema!


Igualdad en la Creación

La igualdad entre hombres y mujeres se fundamenta en varios aspectos clave que son esenciales para entender nuestro valor y propósito:

  • Imagen de Dios: Tanto hombres como mujeres fueron creados a imagen y semejanza de Dios, según Génesis 1:27, que dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Biblia Reina-Valera 1960). Esto refleja la dignidad inherente y el valor igual que ambos poseen ante Dios. Ser imagen de Dios implica una responsabilidad y un honor compartido por ambos géneros (Génesis 1:27, RVR1960).
  • Igual Valor: Ambos géneros comparten el mismo valor y dignidad, siendo iguales en su humanidad y en su relación con Dios. Este valor no se basa en el género, sino en la condición humana en sí misma. Como se menciona en Génesis 1:28, Dios les dio a ambos la responsabilidad de dominar sobre la creación, lo que subraya su igualdad en autoridad y cuidado del mundo (Génesis 1:28, RVR1960).
  • Dominio sobre la Tierra: Dios les otorgó a ambos la responsabilidad de dominar sobre la creación, como se menciona en Génesis 1:28, donde se dice: "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra" (Biblia Reina-Valera 1960). Esta responsabilidad conjunta subraya la igualdad en la autoridad y el cuidado del mundo que les fue encomendado.

Diferencias en el Propósito

Aunque la igualdad es un principio fundamental, también existen diferencias en los roles y propósitos asignados por Dios:

  • Roles Asignados: En Génesis 2:18, se describe cómo Dios creó a Adán primero y luego a Eva como su "ayuda idónea", diciendo: "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él" . Aunque Eva fue creada para complementar a Adán, su papel no es inferior, sino complementario. Esta complementariedad es esencial para entender la relación entre el hombre y la mujer (Génesis 2:18).
  • Funciones y Responsabilidades: Las diferencias en los roles no implican una jerarquía de valor, sino más bien una división de tareas que complementan la relación entre el hombre y la mujer. Cada rol tiene su propia importancia y contribuye al bienestar de la sociedad.
  • Participación en la Sociedad: En el Antiguo Testamento, las mujeres participaron activamente en la vida religiosa, aunque generalmente no ocuparon posiciones de liderazgo. Sin embargo, su influencia en la fe y la comunidad fue significativa.

En resumen, la Biblia establece una igualdad fundamental entre hombres y mujeres en términos de valor y dignidad, mientras que las diferencias en el propósito se manifiestan en los roles y responsabilidades asignados por Dios. Esta igualdad y complementariedad son esenciales para comprender la relación entre ambos géneros en la sociedad y en la fe. Al entender y respetar estas diferencias, podemos construir relaciones más armoniosas y equitativas.


Jesús dignifica a la mujer, sin alterar el orden divino.


En un mundo donde las mujeres a menudo se enfrentan a desafíos y barreras, es de aliento recordar cómo Jesús cambió la forma en que se percibía y trataba a las mujeres en su tiempo. Jesús trascendió los límites sociales y políticos de su época, dignificando a la mujer conforme al plan original de Dios, donde tanto hombres como mujeres son portadores de Su imagen (Génesis 1:27). A continuación, se presentan algunos ejemplos clave de cómo Jesús dignificó a las mujeres sin alterar el orden divino.

  • Inclusión en las Enseñanzas: Jesús incluyó a las mujeres en sus enseñanzas, algo inusual en una sociedad donde las mujeres no podían aprender de los rabinos. Utilizó parábolas que les eran familiares, como la del grano de mostaza, para que pudieran comprender mejor sus mensajes (Mt 13:31-33). Esto enfatizá que las mujeres son capaces de aprender y crecer espiritualmente.
  • Encuentro con la Mujer Samaritana: El encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo es un ejemplo notable de su respeto y amor hacia las mujeres (Jn 4:7-26). A pesar de las barreras culturales y religiosas, Jesús le reveló que Él era el Mesías y discutió temas profundos como la vida eterna y la verdadera adoración. Esto nos muestra que Jesús valora nuestra búsqueda espiritual y nos trata como personas dignas de recibir Su verdad.
  • Defensa del derecho a aprender: Jesús defendió el derecho de María, hermana de Marta, a aprender verdades espirituales por encima de las tareas domésticas (Lc 10:38-42). Cuando Marta le pidió que interviniera para que María ayudara con las tareas, Jesús respondió que María había elegido la mejor parte, que no le sería quitada. Siendo esto, un recordatorio acerca que nuestra búsqueda espiritual es valiosa y que debemos priorizarla.
  •  Sanación y Toque: Jesús sanó a varias mujeres con su toque, lo que era inusual en una sociedad donde el contacto físico entre hombres y mujeres no estaba permitido. Por ejemplo, sanó a la mujer con flujo de sangre que lo tocó (Mt 9:20-22). Esto nos muestra que Jesús está dispuesto a romper barreras para mostrar compasión y amor.
  • Acompañamiento de Mujeres en su Ministerio: Jesús permitió que un grupo de mujeres lo acompañara a Él y a Sus discípulos, algo inaudito en ese tiempo (Lc 8:1-3). Estas mujeres, como Juana, Susana y otras, apoyaban su ministerio con sus propios recursos. Esto nos recuerda que somos capaces de contribuir activamente en la obra de Dios.
  • Aparición a María Magdalena: Después de su resurrección, Jesús apareció primero a María Magdalena y la envió a anunciar su resurrección a los discípulos (Jn 20:1-18). Aunque en ese tiempo las mujeres no eran consideradas testigos creíbles en las cortes judías, Jesús confió en María para que fuera la primera en dar testimonio de su resurrección. Mostrandonos así que Jesús valora nuestra voz y nuestra capacidad para compartir Su mensaje.

Aunque Jesús elevó la posición de las mujeres en la sociedad, no las exaltó a un lugar de liderazgo por encima de los hombres. En su ministerio, Jesús respetó el orden divino establecido, donde hombres y mujeres tienen roles complementarios pero distintos (1 Co 11:3). Este equilibrio permite que ambos sexos cumplan su propósito divino sin competir entre sí. 


Es decir, Jesús mostró amor y respeto hacia las mujeres al incluirías en sus enseñanzas, defender sus derechos espirituales, sanarlas y permitir que lo acompañaran en su ministerio. Sin embargo, mantuvo el equilibrio entre la igualdad espiritual y los roles complementarios establecidos por Dios.



Las Epístolas: Igualdad y Sumisión en Armonía


Las Epístolas del Nuevo Testamento presentan una visión compleja de la igualdad y la sumisión, especialmente en relación con las mujeres. A continuación, se analiza cómo estos principios coexisten en armonía:



Igualdad en Cristo


  • Gálatas 3:28 es un pasaje clave que afirma la igualdad entre hombres y mujeres en Cristo. Pablo declara que "ya no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28). Este versículo subraya que, en términos de salvación y valor ante Dios, hombres y mujeres son iguales y tienen el mismo estatus en el cuerpo de Cristo. 
  • Esta igualdad se refiere principalmente a la salvación y al acceso a los beneficios espirituales, sin eliminar las distinciones entre hombres y mujeres en otros aspectos de la vida.


Sumisión en las Relaciones: 

  • Sumisión Mutua: En Efesios 5:21, Pablo instruye a todos los creyentes a someterse unos a otros en el temor de Cristo. Esta sumisión mutua es un principio que se aplica a todas las relaciones cristianas, incluidas las matrimoniales.
  • Roles en el Matrimonio: En el contexto del matrimonio, las esposas son llamadas a someterse a sus maridos, mientras que los maridos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:22-25). Esta sumisión no implica inferioridad, sino una expresión de amor y respeto mutuo.
  • Igualdad en el Matrimonio: Aunque existen roles específicos, esposo y esposa son considerados colaboradores y herederos iguales del Reino de Dios. Su igualdad se basa en su condición de hijos de Dios y partícipes de la vida eterna.


Coexistencia de Igualdad y Sumisión

  • Armonía en las Relaciones: La igualdad y la sumisión no son conceptos mutuamente excluyentes. En el contexto cristiano, la sumisión es una forma de expresar amor y respeto, mientras que la igualdad se refiere al valor y dignidad compartidos ante Dios.
  • Contextualización Bíblica: Los pasajes bíblicos deben interpretarse en su contexto histórico y cultural. La sumisión en las Epístolas no implica inferioridad, sino una estructura relacional que promueve el amor y el respeto mutuo.


Las Epístolas presentan una visión donde la igualdad y la sumisión coexisten en armonía. La igualdad se refiere al valor espiritual y al acceso a los beneficios de la salvación, mientras que la sumisión se expresa en las relaciones como un acto de amor y respeto mutuo.


El Diseño Divino para la Familia y la Iglesia


La mujer en la familia y en la iglesia es  sumisa. 

La sumisión en el matrimonio cristiano no implica inferioridad, sino una actitud de amor y respeto. Las esposas son llamadas a someterse a sus maridos como una expresión de amor a Dios y un deseo de seguir Su diseño (Efesios 5:22-24, 1 Pedro 3:1-6). Esta sumisión voluntaria es esencial para crear un ambiente de respeto mutuo y armonía en el hogar. Dios hizo a la mujer para ser "ayuda idónea" para el hombre, lo que no la hace inferior, sino complementaria (Génesis 2:18).

  • Amor mutuo y respeto: La sumisión bíblica en el matrimonio se basa en el amor mutuo y el respeto, reflejando la relación entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5:22-33). No se trata de control o dominación, sino de servicio, confianza y desinterés. La esposa se somete a su marido porque ama a Jesús y quiere cumplir Su voluntad, no porque sea inferior. Mientras que la esposa se somete a su marido, el marido es llamado a amarla sacrificialmente, como Cristo amó a la Iglesia (Efesios 5:25-33). Este equilibrio es crucial para que la sumisión no se perciba como opresión, sino como una expresión de amor y respeto dentro del orden divino establecido para el matrimonio.

La mujer en la famialia y en la iglesia es  Influencia.

La mujer tiene una influencia significativa en la familia y la iglesia. En la familia, su sabiduría y amor contribuyen a la estabilidad y educación de los hijos (Proverbios 31:10-31). En la iglesia, no lidera, pero si desempeña un papel vital en el ministerio y la comunidad (Hechos 1:12-14, Romanos 16).

  • Influencia en la Familia En el hogar cristiano, la mujer es llamada a "amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos" (Tito 2:4-5). Esta influencia se manifiesta en la educación de los hijos, donde la madre juega un papel crucial en la formación espiritual y emocional de sus hijos (1 Timoteo 1:5, 2 Timoteo 1:5)12. Además, su capacidad para crear un ambiente hogareño cálido y acogedor es esencial para que el hogar sea un refugio espiritual y emocional para todos sus miembros.
  • Influencia en la Iglesia: En la iglesia, las mujeres han sido fundamentales en la expansión del evangelio. Aunque no ocupan posiciones de liderazgo, su influencia se ejerce a través del servicio, la enseñanza a otras mujeres y el apoyo a los líderes masculinos (1 Timoteo 2:11-12, Tito 2:3-5). Figuras como Lidia y Ninfas, mencionadas en Hechos 16 y Colosenses 4:15, respectivamente, ejemplifican cómo las mujeres han influenciado en la iglesias hogareñas en pro a la expación del reino en la difusión del evangelio. Catherine Scheraldi de Núñez en su lirbo “Mujeres de influencia” Nos enseña  que esta influencia no debe ser subestimada. Las mujeres pueden ser agentes de cambio y crecimiento espiritual en sus comunidades, utilizando sus dones y talentos para edificar y nutrir a otros, siempre dentro del marco bíblico establecido para su ministerio. Su papel es esencial para promover la unidad y el amor entre los creyentes, actuando como un elemento cohesionador que promueve la armonía y el bienestar espiritual en la iglesia.

La mujer en la familia y en la iglesia es armoniosa

La mujer es diseñada por Dios para ser una ayuda idónea para el hombre (Génesis 2:18). En la familia, esto se traduce en unir a sus miembros en armonía, promoviendo el amor y la comprensión mutua. Su capacidad para nutrir y cuidar a los demás es fundamental para crear un ambiente hogareño cálido y acogedor.

  • Armonía Familiar: La armonía familiar depende en gran medida de la relación amorosa y respetuosa entre los cónyuges. Si los esposos se aman, se comprenden y se apoyan mutuamente, la unión familiar se fortalece (1 Pedro 3:1-7). Las mujeres desempeñan un papel crucial en este proceso, ya que su influencia emocional y espiritual ayuda a mantener la paz y la cohesión en el hogar. Al ser "cuidadosas de su casa" (Tito 2:5), las mujeres contribuyen a crear un refugio seguro y amoroso para sus familias.
  • Consecuencias de la Falta de Armonía: Cuando la mujer no es armoniosa, puede generar conflictos y desunión en la familia. Por ejemplo, una mujer "rencillosa e iracunda" puede hacer que el hogar sea un lugar difícil de habitar, incluso más que vivir en un desierto (Proverbios 21:19). Además, una mujer que no edifica su casa con sabiduría y amor puede destruirla con sus manos (Proverbios 14:1).

En la iglesia, la falta de armonía entre las mujeres puede afectar negativamente la comunidad. Si las mujeres no se comportan con reverencia y no enseñan lo bueno, pueden causar divisiones y malentendidos (Tito 2:3-5). Por otro lado, cuando las mujeres viven en armonía y promueven el amor y la comprensión, pueden ser un ejemplo poderoso de la gracia de Dios y fortalecer la unidad de la iglesia. (1Timoteo 2:10-11)

La armonía familiar y eclesiástica se logra cuando cada miembro de la familia o la iglesia cumple su papel de manera que se fortalezca la unidad. La mujer, al ser una ayuda idónea, es clave para mantener esta armonía. Su influencia no solo se limita a la familia, sino que también se extiende a la comunidad cristiana, donde su servicio y amor pueden unir a los creyentes en un propósito común de amor y servicio a Dios.


La mujer en la famialia y en la iglesia es servicial.

La servicialidad es una característica destacada del diseño divino para la mujer. En la familia, se manifiesta en el cuidado de los hijos y el hogar, siendo "cuidadosas de su casa" (Tito 2:5). En la iglesia, muchas mujeres han servido con dedicación en diversos ministerios, desde la enseñanza a las mujeres hasta el apoyo a los líderes y la comunidad (Hechos 18:26, Romanos 16:1-2). Veamos algunos ejemplos bíblicos

  • Febe: En Romanos 16:1-2, Febe es descrita como una diaconisa, es decir, una servidora de la iglesia. Pablo la recomienda por su servicio a muchos, incluyéndolo a él mismo. Su entrega total al Señor y su vida de servicio son un ejemplo inspirador para las mujeres cristianas.
  • Marta: En Lucas 10:38-42, Marta es presentada como una mujer servicial que recibe a Jesús en su casa y se preocupa por servirle. Aunque su hermana María optó por sentarse a escuchar a Jesús, Marta buscó complacerlo a través del servicio.

En fin, cuando las mujeres no son serviciales, pueden faltarles oportunidades para edificar a otros y glorificar a Dios. La falta de servicio puede llevar a un enfoque en las propias necesidades y deseos, en lugar de buscar el bienestar de los demás. En la iglesia, esto  es similar, puede resultar en una comunidad menos cohesionada y menos dispuesta a apoyarse mutuamente.


Conclusión

En este artículo, hemos explorado cuatro aspectos fundamentales del diseño divino para la mujer en la familia y la iglesia: la sumisión, la influencia sin autoridad, la armonía y la servicialidad. Estas características no solo reflejan la voluntad de Dios para las mujeres, sino que también son esenciales para crear un ambiente de amor, respeto y unidad tanto en el hogar como en nuestra iglesia local.

La sumisión voluntaria de la mujer en el matrimonio es una expresión de amor y respeto, no de inferioridad. Su influencia en la familia y la iglesia es profunda, aunque no se manifieste en posiciones de liderazgo. La armonía que promueve es crucial para mantener la paz y la cohesión en ambos contextos. Finalmente, su servicialidad es una forma de glorificar a Dios y edificar a otros.

Dios llama tanto a hombres como a mujeres a cumplir los roles y responsabilidades diseñados específicamente para ellos, un modelo que se refleja incluso en la Trinidad (1 Corintios 11:3). Al cumplir estos roles divinamente dados, las mujeres pueden cumplir su llamadoo porque están siguiendo el plan de su Creador y Diseñador. Solo en obediencia a Él y Su diseño, las mujeres pueden dar gloria a Dios en el sentido más amplio.


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¡Queremos Escuchar Tu Voz!

Ahora que has leído sobre el propósito divino para la mujer, me encantaría conocer tu perspectiva. ¿Cómo has experimentado el propósito divino en tu vida como mujer? ¿Qué desafíos has enfrentado al intentar cumplir con los roles que Dios te ha asignado? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!


Con cariño.

DeDorantesLaura

“Adornemos el evangelio, viviendo conforme a la sana doctrina. Tito 2:1-5”





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